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¨El desarrollo tecnológico del que todos somos testigos requiere que nos reapropiemos de nosotros mismos y reinterpretemos los términos éticos que otros nos han transmitido¨
Papa Francisco
Fragmento del discurso a participantes del Seminario “El bien común en la era digital” 27 de septiembre del 2019
Intentemos pensar un poco sobre la forma como estamos asumiendo el proceso de transformación, profundo y amplio, que viene impulsado por lo tecnológico y lo digital.
Visualicemos también o al menos, busquemos percibir los importantes matices conductuales que se establecen actualmente, como piedras angulares en la dinámica de los individuos o grupos de estos.
Es evidente como las comunicaciones mediante dispositivos móviles achican las distancias para lo que están lejos, pero suben las barreras a los que están cerca; las redes sociales democratizan la posibilidad de expresar opinión, aunque también habilitan la opción para construir matrices de opinión según intereses particulares; la robótica agiliza procedimientos industriales necesarios para el buen vivir, pero también potencia capacidad para la industria bélica.
Ya no es sorpresa conocer a una persona altamente vinculada con diversas comunidades desde las múltiples posibilidades virtuales que existen, pero paradójicamente, completamente aislada del contacto y las actividades físicas con sus seres más cercanos.
Es ante este real y evidente escenario, donde se puede asumir que muchos de los cambios tecnológicos llegaron para quedarse, que son parte de las innovaciones propias de la evolución humana y que permiten solucionar algún problema cotidiano o que las nuevas generaciones y su diferente forma de transitar la vida, van promoviendo. Podemos igualmente decir que el COVID19 aceleró la digitalización y ahora que se han incorporado a la rutina diferentes formas, esquemas y comportamientos personales y grupales, es difícil oponerse a su adopción. Parece que simplemente o adoptas y te adaptas, ó estarás en cuestión de meses, totalmente aislado de la normal dinámica de la vida.
El comportamiento agregado de las sociedades puede llegar a ser abrumador para muchos y en algunos casos, la adaptación requerida no se logra porque la brecha es muy amplia y se incrementa día tras día.
Por si fuera poco, parece que se subestima, se descuida o se oculta, según el interés de cada quien, lo relacionado a la ética y la moral dentro de iniciativas digitales o tecnológicas; destacando con mayor fuerza y prioridad la necesidad de actuar ante un requerimiento utilitario, funcional u operativo, que estar seguro sobre si se está afectando lo esencial del ser humano como el respeto y la tolerancia.
Es bueno saber, y da cierto respiro, que ya variados centros de innovación en el mundo, están incorporando el área de ética para evaluar y validar sus productos desde su diseño y conceptualización para luego exponerlos ante el público y usuarios. Sin embargo, es crucial para la humanidad atender la problemática, es un reto permanente para todos los actores de las sociedades y es corresponsabilidad que debe ser asumida como base fundamental para la continuidad del crecimiento y el desarrollo del ser humano, sin dejar de serlo o perder la brújula en el camino.
MBA – IESA
Negocios Internacionales – IE
Business Consultant
Emprendedor