Edición Nº 29 – Perspectivas del tiempo

Edición Nº 29 – Perspectivas del tiempo

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¨ No he perdido ante la dificultad de los retos, sino contra el tiempo¨

LEONARDO DA VINCI
Polímata florentino del Renacimiento italiano 1452-1519

Un nuevo año está por culminar y el tiempo que transcurrirá en meses, días y horas en este 2022, será igual a todos los anteriores, tal y como se estableció en 1582 para el mundo occidental.

Trecientos sesenta y cinco días con veinticuatro horas para cada uno de ellos son constantes por ciclo calendario, siendo justo dentro de ese marco temporal donde se establecen las programaciones y planificaciones de los eventos o hitos que deseamos ocurran y también por supuesto, para registrar el momento cuando se hacen o no tangibles.

Para muchos el tiempo está acelerado, para otros es completamente relativo y también hay quienes indican que el tiempo no existe, sin embargo es frecuente escuchar en diversos ambientes que los días están pasando más rápido que de costumbre y la vida en términos relativos al tiempo, se está desarrollando en un «abrir y cerrar» de ojos. Por supuesto que esta creencia incrementa los retos individuales y los colectivos, dado que se percibe, sin posibilidad de preaviso o protesta, una suerte de sincronización generalizada de los relojes por cuenta propia, dándole a su perpetuo ¨tic tac¨ tradicional, compases más veloces.

Sin embargo, sabemos que el tiempo y el movimiento de las agujas del reloj como referencia humana, ahora con mayor precisión digital, no ha tenido ningún cambio representativo en su velocidad. Lo que sí está ocurriendo a todo nivel y circunstancia, es que estamos realizando muchísimas más actividades en una jornada diaria comparándola con tiempos anteriores y por ende, estamos expuestos a un amplio abanico de requerimientos y exigencias que demandan nuestra atención provocando una especie de accionar por parpadeo. Es decir, no es el tiempo el que se ha hecho corto y rápido, es la lista de deseos, tareas y compromisos a realizar la que se ha hecho más extensa e implacable.

Es posible y entendiendo que esto es un fenómeno de ocurrencia masiva debido a la modernidad, entre otras cosas, le demos una lectura rápida para no perder la costumbre y creamos que solo representa un nuevo reto a ser superado por la especie humana dentro de su proceso de crecimiento. Pero también, podemos ser un poco más detallistas y pensar que dentro de esa adaptación evolutiva, el ser humano puede caer en la tentación de sentirse cada vez más omnipotente, sumándose de manera peligrosa a otras dos características propias de esta época, como son la creencia de ser omnipresentes y a la necesidad de inmediatez para todo.

Ahora si nos enfocamos en el impacto inmediato en el comportamiento humano, se ha hecho evidente que este demandante desempeño personal y generador indiscutible de altos niveles de estrés, ha generado la familiarización del denominado Sindrome de Burnout, término especializado que hace referencia al desgaste dentro del ámbito profesional, y que muy bien puede extender su alcance a los «problemas relacionados con el abordaje de las dificultades de la vida» tal cual se evidencia en la Clasificación internacional de enfermedades.

Dicho esto, parece realmente importante para cada quien y para el agregado de las sociedades, identificar que estamos ante una realidad de alto riesgo u oportunidad, y que para obtener el máximo provecho de las posibilidades positivas que esto pueda representar, debemos reflexionar sobre la esencia propia de la vida, la existencia y el propósito.

Si de forma individual se reflexiona, animado por el constante esfuerzo de aprender, crecer y agradecer por todo lo que ocurre, es posible que se generen múltiples caminos para ser mejores y lograr sociedades diferentes hacia lo positivo.

Una propuesta que pretende ser solo un modesto aporte para la consideración de todos, a continuación: practicar con disciplina la atención de las prioridades en la vida, entendiendo que el tiempo no solamente es finito sino corto; procurar hacer siempre nuestro mejor esfuerzo en todo lo que decidamos abordar, asimilando que Dios, el destino, los astros y por supuesto las probabilidades también participan en la ecuación; agradecer de todas las experiencias vividas, porque hasta el aprendizaje de algo no alcanzado crea la experiencia para la mejora posterior; sembrar la esperanza en cada respiro, teniendo siempre las expectativas sobre el umbral de lo grandioso; y para amalgamar todo lo anterior, obrar permanentemente con sinceridad, respeto y fe, porque solo así, todo triunfo o desilusión, habrá valido la pena dentro de la evolución para tiempos futuros.

Felices fiestas y un 2023 con salud y vida plena

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