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«Fuimos nosotros quienes inventamos los ordenadores, pero aún no he visto a un ordenador inventar un ser humano… los ordenadores sólo tienen chips, los humanos tenemos corazones»
Jack Ma – CEO Alí Baba
En estos días de permanentes avalanchas de datos y de información, se disfruta en multiformatos toda clase de estudios y opiniones sobre las tendencias que emergen y se posicionan en las diferentes áreas de la cotidianidad.
Observamos a los visionarios, a los científicos, a los influenciadores y a opinadores, entre otros, esgrimir su perspectiva sobre las características del presente y lo que ya el futuro nos empieza a dibujar con tintas de creación innovadora, funcional y de alto impacto. Pero ahora, teniendo en cuenta que ese futuro es inminente y la llegada protagónica de muchas de estas tendencias exige adopciones a ritmos acelerados.
La transformación digital y de forma destacada la Inteligencia Artificial – IA, se establecen con total propiedad en casi cualquier escenario y ya la visualizamos compartiendo espacios con las personas de manera fluida y natural, cuando antes solo eran entendidas para procesos industriales. Esta realidad cada vez más cercana a la ciencia ficción, nos pre asegura que desde el punto de vista tecnológico, toda actividad repetitiva, rutinaria y de comportamientos discretos puede llegar a ser automatizada y mas allá, es del saber público que algunos algoritmos ya están incorporando ¨conocimiento¨ en cada iteración que ejecuta y por lo tanto más tareas serán absorbidas por máquinas en un futuro que ya llegó.
Ahora bien, es evidente que los seres humanos estamos bastante presionados por entender, asumir y adaptarnos a los cambios que se establecen por doquier, pero también y posiblemente de mayor relevancia, estamos obligados a ser ¨más humanos¨, con todo y lo erráticos e inconsistentes que podamos ser, procurando destacar, explotar y hacer valer aspectos propios de la humanidad como son la capacidad creativa, la intuición y hasta la curiosidad.
Estamos con la responsabilidad de sobrevivir y adaptarnos a dos fuertes corrientes, por un lado las tendencias tecnológicas y el avance acelerado de la sustitución del hombre por máquinas y por el otro, potenciar las características propias de la humanidad recordando cómo es ser un ¨ser humano¨. Por supuesto esto requiere entendimiento, disciplina y mejorar la forma como abordamos cada actividad donde participamos, buscando minimizar las inconsistencias y sobre todo mantener un permanente aprendizaje y crecimiento.
Nuestro compromiso como seres humanos es superlativo y destacamos el comentario del psicólogo ganador del Nobel de Economía en 2002 Daniel Kahneman, quien obtuvo el prestigioso premio, por avanzar la investigación psicológica en la ciencia económica, especialmente sobre el juicio humano y la toma de decisiones bajo incertidumbre, ¨reemplazar las decisiones humanas con un algoritmo debe considerarse siempre que los juicios profesionales sean ruidosos, pero en la mayoría de los casos esta solución será demasiado radical o simplemente poco práctica¨.
Por todo lo anterior, la participación del hombre como protagonista en la historia del mundo y su cotidianidad se mantendrá vigente aún, siendo nuestro criterio la herramienta que mantenga su trascendencia.
MBA – IESA
Negocios Internacionales – IE
Business Consultant
Emprendedor