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Hitos, ¨parte aguas¨ y las telecomunicaciones como referencia evolutiva de las sociedades
Los hitos que abren y cierran los distintos períodos empleados para registrar y analizar la historia no siempre coinciden con el calendario convencional por lo que es a veces tentador identificar algunos hechos históricos que pueden ser más relevantes a la hora de otear el futuro.
Tal es el caso de los ¨parte aguas¨ que se han presentado en los primeros veinte años del Siglo XXI, los cuales incitan a pensar que este siglo realmente está en este 2021, en el mejor de los casos, reiniciándose o intentando reiniciarse si se logra, al fin, controlar la pandemia COVID 19.
La revolución Industrial, el petróleo y las redes
Así como se pudiera catalogar el siglo XIX como el siglo de la Revolución Industrial y el XX como el del petróleo, el XXI bien pudiera bautizarse como el de la informatización de la sociedad, en donde el dato es la materia prima fundamental. A tenor del contexto en donde les toca operar, las organizaciones de toda índole deben estructurarse en función de las oportunidades y restricciones que les depara su entorno relevante.
La Revolución Industrial estimuló y exigió organizaciones verticales, mientras que el petróleo facilitó el transporte masivo y rápido de mercancías y personas, achicando al mundo mediante organizaciones dispersas geográficamente integradas en cadenas de valor. La digitalización de la sociedad propicia la constitución de redes de organizaciones de todo tipo. De la organización vertical integrada se pasó a la cadena de valor y ahora estamos en plena construcción de redes de las cuales no es factible prescindir si se quiere interactuar en la Aldea Global.
En este Siglo XXI las barreras de entrada y de salida, a cualquier sector social o económico, no se sustentan tanto en la cuantía del capital o del tamaño de la fuerza laboral sino en el uso productivo de la data que se genera y circula permanentemente por las redes de organizaciones públicas y privadas, locales, nacionales e internacionales.
Por la doble condición de causalidad y efecto de los hitos ¨parte aguas¨ de la historia, se van modificando los contextos en los cuales los responsables de dirigir organizaciones deben tomar sus decisiones, complicándose la tarea gerencial pues progresivamente hay mas factores críticos y la interdependencia entre ellos es cada vez más compleja e impredecible, ambiente VUCA (Volatility, Uncertatinty, Complexity y Ambiguity ) pues.
Para mencionar solo los aspectos más relevantes de los contextos organizacionales, para fines decisionales, se debe tener presente que la hegemonía económica, el liderazgo geopolítico, el cambio climático, las dinámicas demográficas, religiosas y científicas van alimentando continuamente el torrente de datos con los cuales se debe lidiar para sobrevivir a este reinicio del Siglo XXI.
El ascenso de China a la hegemonía económica es imparable y el COVID 19 lejos de perjudicarla como se habría esperado dada su vinculación con el origen de la pandemia, más bien resulta que el control social y político del gobierno la ha favorecido. La geopolítica que en el pasado estaba liderada por pocas potencias hoy está permeada por varias naciones, mientras la población continuará expandiéndose y envejeciéndose al mismo tiempo que aumenta la desigualdad entre los pueblos y dentro de estos. Las tensiones religiosas continuarán y sus dinámicas están asociadas, en ausencia de un consenso geopolítico, a las dinámicas demográficas, afectadas estas, a su vez, por las diferentes tasas de natalidad de musulmanes, cristianos, hindúes, etc.
Las telecomunicaciones como una referencia evolutiva
Utilizando el vector tecnológico de las telecomunicaciones se ilustran muy bien los desafíos a los cuales se enfrentan los decisores en este reinicio del Siglo XXI (Ver Figura 1) Siendo consecuencia de la atmosfera de invención e innovación que vino con la Revolución Industrial, a mediados del Siglo XIX arrancó la era de las telecomunicaciones con el telégrafo Morse, estableciéndose la infraestructura para la trasmisión de datos.
La tecnología 5G constituye el hito ¨parte aguas¨ en la evolución de las telecomunicaciones que está en pleno despegue en este 2021, por lo que marca el inicio de una nueva era como lo significó el uso residencial e industrial de la electricidad desde finales del Siglo XIX. A la electricidad, como punto de inflexión histórico, lo reemplazó el petróleo y a este lo está reemplazando el byte.
Los cambios históricos, aparte de generar turbulencia en el momento que ocurren, dejan secuelas permanentes y muchos de ellos se van acumulando, ampliando la diversidad de factores que se deben incorporar a la toma de decisiones en las organizaciones de todo tipo. Es impensable la vida social y económica hoy sin electricidad, y aun hay habitantes del planeta que no disponen de este servicio y otros sufren (sufrimos) cotidianas interrupciones. Tampoco es soportable mantenerse confinado físicamente por falta de gasolina (petróleo) para movilizarse.
A diferencia de las limitaciones para la movilidad física de mercancías y personas que traen las contingencias como COVID 19 o las fallas de redes públicas de electricidad, los bytes (datos) tienen pocas restricciones para generarse, almacenarse y transportarse a través de redes.
Con la tecnología 5G se espera una explosión en la cantidad y velocidad de datos que puedan circular por las redes, colocando a la disposición de los decisores una cantidad casi ilimitada de materia prima para sus procesos productivos de creación de valor. Así como al surgir la electricidad y el petróleo no fue posible sustraerse a su uso, desde ahora a esos dos factores hay que agregar el uso adecuado de la data a granel disponible en las redes. El petróleo y la electricidad serán cada vez más caros, mientras, la data, aún es barato usarla, aproveche.
REFERENCIAS:
Imagen principal por NASA de Unsplash
Ingeniero Industrial
(1972, Universidad de Carabobo, Venezuela)
Maestría en Administración de Empresas
(1986, Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA, Venezuela)