¿Qué será lo nuevo de la nueva “normalidad” post COVID 19?

¿Qué será lo nuevo de la nueva “normalidad” post COVID 19?

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Estando aun inmersos en la compleja, volátil e incierta dinámica del COVID 19, asistimos a las naturales expectativas de escudriñar ya no el futuro de las próximas décadas sino el de los próximos días o cuando mucho el de las próximas semanas. Ya es poco útil considerar el contexto actual como el acuñado en el mundo militar estadounidense en los años 90 del siglo pasado con el nombre de VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity) pues los múltiples efectos de la pandemia en pleno desarrollo aún ameritan un nuevo término, que a falta de uno me atrevo a emplear el de HiperVUCA, para intentar trasmitir la exacerbación de las dimensiones de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad del período actual, que no se si ya llamarlo post COVID 19 o si aun es período COVID 19.

Sea o no post COVID 19, desde los inicios de la pandemia se viene anunciando que tras superar esta calamidad no se retornará a la antigua normalidad, sino que tendremos que adaptarnos, y construir, una nueva normalidad sin alcanzarse un consenso aún acerca de qué significa esa nueva normalidad. Es lógico la falta de acuerdo sobre lo que se entiende por una nueva normalidad pues aún estamos lidiando por contener la pandemia y si bien se ha avanzado muchísimo, también es mucho lo que aún se desconoce sobre el virus y sus posibles vías para dominarlo.

Acostumbrados hasta ahora a creer que nada ni nadie puede obstaculizar el progreso de la humanidad, medido este en la creación y acumulación de riqueza material, hoy estamos transitando un período de discontinuidad, un verdadero interregno, entre un mundo que conocíamos, con sus haberes y déficits, hacia un nuevo mundo en el cual son más las interrogantes que las certezas de lo que trascenderá del mundo anterior.

Sin duda alguna que del mundo pre COVID 19, la nueva normalidad seguirá contando con los Estados-nación, los mercados, la religión, la educación, las fuerzas armadas y la familia como instituciones básicas de la sociedad. Lo que aún es altamente incierto es cómo serán las no siempre armoniosas relaciones entre el Estado y el Mercado, por ejemplo, pues el impacto del COVID 19 ha obligado a ambas instituciones a atender prioritariamente la salud pública lo que a la final conducirá a un nuevo balance de poder entre ellas. Cuánto Estado y cuánto Mercado es algo de la nueva normalidad que está por definirse. Se puede especular que no será ni el retorno al Estado omnipresente y burocrático que algunos países han tenido en el pasado, pero tampoco será un Mercado dejado a la libre por lo menos en áreas tan sensibles como la salud, educación y servicios públicos básicos.

La religión, otro aditamento siempre presente en la humanidad, estará también en la nueva normalidad, pero con cambios aun difíciles de prever. Así como algunos líderes políticos y gobiernos enteros han sido sometidos a la prueba del COVID 19, las distintas religiones están presentando su examen y no todas saldrán bien paradas ya bien sea por errores de apreciación en cuestiones tan simples como la vacunación, o ya bien sea por incapacidad para responder a los desafíos psicológicos y espirituales de la pandemia, en los cuales es pertinente la presencia religiosa.

Es en la educación en donde hay manifestaciones más definidas de la nueva normalidad, la cual, sin erradicar la modalidad educativa, basada en la presencia e interacción física, esencial para la socialización de niños y adolescentes, se abrió la expansión e intensificación de la educación virtual. Aún se transita la improvisación que en materia de educación acarreó el carácter sobrevenido del COVID 19 pero no es aventurado esperar que esta actividad se convertirá en el modelo a seguir para una nueva normalidad en donde se combinará lo presencial con lo virtual, instaurándose un modelo hibrido que también se aplicará a otras actividades, incluyendo las económicas.

Un mundo hibrido que combine la presencia física con la virtual pareciera que es la próxima estación de la civilización. El súbito parón del ritmo de progreso económico basado en una globalización con profundas inequidades en lo social y en lo ambiental, dará lugar a una reanudación de ese ritmo no exenta de conflictos, reflejándose esta en las distintas estrategias adoptadas por los gobiernos. China, con el control social que le permite la existencia del partido-ejército único está, por ahora, liderando la reactivación económica tratando de reasumir la vieja normalidad. Fue el único país que el año 2020 creció en el Producto Interno Bruto, PIB, y en el primer trimestre del 2021 glamorosamente proclamó un crecimiento interanual del 18,3 por ciento, explicado básicamente por el efecto rebote después del parón económico del primer trimestre del 2020. Debe resaltarse que fue el sector secundario (manufactura esencialmente) en donde se ha manifestado el mayor repunte del PIB chino por lo que se puede decir que el Taller del Mundo 2020 ha reabierto sus puertas, quedando por ver si esta reapertura será para la vieja normalidad o para la nueva.

Mientras en China el modelo hibrido de economía capitalista con régimen político de partido único se dispone a re normalizarse más que a neo normalizarse, en Estados Unidos el ambicioso plan de la administración Biden intenta una vía no sola distinta a la de China sino también distinta a la del pasado reciente de ese país. El gobierno de los Estados Unidos a través de una mezcla de un nuevo “Deal” rooseveltiano con neo keynesianismo, busca resarcir el abandono por décadas de la infraestructura pública de parte de gobiernos demócratas y republicanos. Simultáneamente Biden y su equipo apuntan a una reconversión industrial basada en la modernización tecnológica con la electro movilidad y energías limpias. El test electoral del 2022 presionará para obtener resultados rápidos por lo que estos deben empezar a materializarse, aunque sea parcialmente, en los próximos meses.

La nueva normalidad en plena gestación ahora encierra entonces rasgos propios de la vieja normalidad como el intento de China por reabrir su Taller Mundial de Manufacturas para continuar su puja por la hegemonía económica mundial y la contraofensiva estadounidense de revitalizarse tecnológica y económicamente, buscando reencontrarse con su histórico socio geopolítico, la Unión Europea. Pero, también se insinúan algunos rasgos que pueden consolidarse en la nueva normalidad entre los cuales se destacan la aceleración de la digitalización, que traerá efectos unos deseados y otros no deseados y son estos los que moldearan en definitiva esa nueva normalidad, por lo que no queda otra que estar “ojo avizor”.

REFERENCIAS

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