Scouts para un emprendedurismo tardío: potenciar el ecosistema

Scouts para un emprendedurismo tardío: potenciar el ecosistema

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Un número creciente de gobiernos (*) vienen, desde hace unos cuántos años, legislando para fomentar y desarrollar a ese ídolo del desarrollo denominado emprendedor. Por la notoria publicidad que rodea los esfuerzos gubernamentales pareciera que el emprendedor es el protagonista del futuro y es de esperar que se acerquen a las taquillas oficiales quienes tengan una idea para iniciar una empresa, pregonándose que ahora la permisología será más suave y que en un santiamén se obtendrán el plácet y hasta los recursos para emprender se desembolsarán más rápido que en el caso de una Pyme.

Fuente: Elaboración propia del autor.

Es muy pronto para evaluar esta ofensiva legislativa pro emprendedora pero si es oportuno el momento para precisar expectativas para no llevarnos otra frustración en el empeño de construir tejidos socio productivos en nuestros países. Por los vientos que soplan la legislación pro emprendedor ya pronto tendrá rivales. Por ejemplo, España se apresta a legislar para las startups (**) buscando proteger lo que se denomina emprendedores nómadas digitales. Más allá del emprendedor hay que mirar el sistema en el cual está inserto para ver si es aquí donde están los problemas y no tanto en la figura individual del emprendedor.

La Real Academia Española, RAE, no contempla la palabra emprendedurismo por lo que debemos suponer que este término, o es muy novedoso en el castellano o no califica para ser asumido como palabra, tal y como ha ocurrido en otros casos. Así que con el perdón de los eruditos del lenguaje, osamos emplear emprendedurismo para definir el ecosistema que envuelve a la acción de las personas categorizadas como emprendedoras y permitirnos entonces considerar los distintos aspectos que rodean lo que se conoce comúnmente como emprendimientos: acción de acometer una obra. Para esta última palabra la RAE dispone nada y nada menos, que de doce acepciones, un paragua de significados bastante amplio como para incluir en él lo que estamos considerando: el fruto de los emprendedores.

Emprendedor, empresario y un tercer actor: partes del ecosistema de emprendedurismo

Uno de los primeros deslindes conceptuales que debemos efectuar para resaltar la importancia del emprendedurismo como sistema es distinguir entre emprendedor y empresario. No existe, como en la física o incluso en la contabilidad, leyes universales o normas de común y general aceptación, un código para identificar lo que es emprendedor, no así con el término empresario cuyo uso es más antiguo pues se asocia a todo aquel que administra recursos, propios y/o ajenos, para lograr resultados, debiendo de alguna manera rendir cuentas tanto por lo empleado como por lo conseguido.

Esta definición de empresario nos permite abordar con una perspectiva diferente al emprendedor y considerarlo como aquella persona que posee cualidades naturales para pensar, actuar y obrar fuera de los estándares convencionales establecidos. Un emprendedor suele comportarse “fuera de la caja”. Y no es que esto último no se pueda incluir en un curso de formación de emprendedores, pero estos nacen con esa propensión a abstraerse de la cotidianidad para pensar en nuevas ideas para hacer las mismas cosas pero de manera diferente o para producir nuevas cosas, inventando nuevas necesidades cuya satisfacción le permite a la humanidad incrementar su bienestar en cualquiera de sus dimensiones.

De ser aceptada la distinción entre emprendedores y empresarios, estaremos preparados para abordar el emprendedurismo como un sistema en los cuales estos actores son esenciales pero que incluye un tercer actor y un contexto dentro del cual los tres actores interactúan. Lo denominamos ecosistema del emprendedurismo pues sus actores son seres vivos que conforman una comunidad y cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de los factores físicos de un mismo ambiente (RAE, definición de ecosistemas).

Hasta aquí pareciera que lo dicho no es nada nuevo, tan solo que ello nos permite introducir la noción del tercer actor que está representado por todas aquellas personas que no siendo ni emprendedor ni empresario son los intermediarios entre estos. Ellos contribuyen a la fertilidad del ecosistema para que esté tenga la capacidad de sostenerse y auto reproducirse en el tiempo, sin el cual no puede hablarse de ecosistema sino de una colección de seres desarticulados, una especie de conjunto de zombies. En países desarrollados, el tercer sector lo gobiernan los inversionistas de riesgo, Silicon Valley, por ejemplo, pero en nuestros países en ausencia de capitalistas el tercer sector descansa en el Estado, lo cual trae más inconvenientes que bondades.

Emprendedores y empresarios siempre han existido y existirán en cualquier conglomerado humano. Lo que varía en el tiempo y en el espacio es la vitalidad del ecosistema que integran esos actores, revelando esto la importancia del contexto en el cual se opera. Hay sociedades que privilegian más que otras el emprendimiento, unas favorecen social y legalmente a los emprendedores, protegiéndoles sus derechos y apoyándolos para que sean mejores genios de lo que innatamente son, mientras otras son tímidas y por miopías en no entender lo qué es emprender los tratan como empresarios, que reclaman un marco legal distinto.

Se puede ir de emprendedor a empresario y desde esta condición se puede, si se tienen las cualidades naturales, ser emprendedor. Pero en el rol, o en la etapa, de emprendedor difícilmente se puede exigir a este que se comporte como un empresario, responsable por los recursos que administra y por sus resultados, pues ello puede interrumpir el proceso creativo. El emprendedor es como esos artistas a los cuales se les encarga una obra y cabe solo esperar que la concluya para valorarla. La labor del empresario es susceptible de ser monitoreada en tiempo real. Control por resultados versus control de procesos.

¿Cómo podemos potenciar el emprendedurismo y su ecosistema?

Si he tenido éxito en mostrar el planteamiento que distingue a un emprendedor de un empresario, abordemos entonces el benchmarking que se puede aplicar para aumentar la vitalidad en los ecosistemas de emprendedurismo, a saber: la figura del scout, o explorador para ser fieles a la RAE, empleados en deportes como el béisbol o el futbol.

El scout es un actor integrante de ese amplio y tercer sector de actores que de diversas maneras interactúan tanto con emprendedores como con empresarios, pero que no está aun debidamente posicionado pues es opacado por consultores, funcionarios públicos, académicos y otros agentes que persiguen naturalmente sus específicos intereses, los cuales no necesariamente coadyuvan en el fortalecimiento del ecosistema del que estamos hablando. El scout, a la usanza del béisbol organizado, trabaja para una empresa que lo contrata para que vaya a buscar el talento que está en las barriadas y urbanizaciones de ciudades y pueblos. Ignoro si hay escuelas de scouts, más bien creo que estos son formados en las propias academias que cada gran empresa tienen.

Necesitamos scouts que trabajando por su cuenta o para organizaciones promotoras del emprendedurismo, léase un gobierno local o nacional, una universidad o incluso una empresa reclutadora de talento innovador vayan al mundo de la economía informal, la que es mayoritaria en nuestros países en vías de desarrollo, y se encontraran con una cantera de potenciales emprendedores. Así como el ojo clínico de un scout de grandes ligas sabe apreciar las habilidades del jugador de pre infantil o juvenil viéndolo jugar, así nuestro scout de emprendedores ayudaría, y mucho, a detectar esa potencialidad creadora que se pierde en nuestras sociedades.

Latinoamérica y El Caribe, llegó tarde a la industrialización y cuando acometió esta practicó la sustitución de importaciones, seleccionando potenciales ganadores muchos de los cuales terminaron sumándose a los perdedores, debatiéndose al ad infinito sobre las causas del agotamiento o fracaso de esa aventura.

Hoy la digitalización en marcha nos tienta de nuevo a buscar un atajo para superar el cuadro de pobreza y desigualdad. ¿Nos atreveremos a mirar, pensar y actuar “fuera de la caja” para ingeniarnos nuevas maneras de re intentar el emprendedurismo? ¿Qué tal si probamos la figura del scout de emprendedores?

REFERENCIAS

(*):España: https://www.boe.es/eli/es/l/2013/09/27/14/con

Venezuela: http://www.asambleanacional.gob.ve/index.php/noticias/parlamento-sanciono-ley-para-el-fomento-y-desarrollo-de-nuevos-emprendimientos

(**) https://www.xataka.com/legislacion-y-derechos/ley-startups-que-ha-cambiado-respecto-al-texto-original-que-ventajas-fiscales-tendran-emprendedores-espana

Imagen principal https://disruptivo.tv/wp-content/uploads/2016/03/emprendimiento-social.jpg

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